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Foto del escritorCore Values

Sin Identidad no hay Independencia

Por Gaby Soberanis, para la Revista Femenina


Uno de los factores más maravillosos que nos hacen independientes es una clara identidad, sin identidad estamos pérdidas, naufragando en un mar llamado vida. Si bien es cierto, que la identidad se desarrolla desde que nacemos, no es responsabilidad de nuestros progenitores o de las situaciones que hayamos vivido para carecer de una clara identidad, es muy probable que hayamos sido afectadas para bien o para mal, a causa de nuestro entorno familiar o de las circunstancias vividas. Pero la identidad podemos reconstruirla, ¿es fácil? no, pero tampoco es imposible.

La identidad se basa en aquello que aprendimos y dijeron acerca de nosotros en la niñez; luego en la adolescencia, indagamos, experimentamos, cuestionamos, observamos, debatimos e hicimos todo lo necesario para tener una gama de opciones de dónde poder elegir, tanto lo positivo como lo negativo.

Luego en la juventud, tuvimos experiencias con el mundo, totalmente novedosas y únicas. En esta etapa la elección ya no solo era una opción, pasó a ser un hecho. Elegimos referencias y referentes, es decir, ejemplos y modelos a seguir.

Por lo que poco a poco, fuimos construyendo la identidad que hoy tenemos, esa biografía que nos describe a cada mujer, incomparable a cualquier otra.

Así que como ves, aunque los cimientos de nuestra identidad fueron establecidos por la familia que tuvimos, no todos los rasgos de nuestra identidad fueron impuestos por ella. Aquí es donde viene la oportunidad de cambio y mejora. Tenemos la libertad de elegir, de volver al pasado, sanar heridas, conciliarnos con nuestra historia y volver al presente para forjar una identidad sana, firme y anhelada.

Este tipo de identidad, trabajada a consciencia puede ser y será, el arma más poderosa que tú misma puedes producir para tu bien.

Una identidad madura, te dará como resultado una loable independencia ¿por qué digo loable?, porque no me refiero a una independencia individualista, que solo busca lo suyo, sus propios intereses, que desecha el bien común o recibir un consejo sabio, no deja atrás el hacer equipo, velar unos por los otros y al final de cuentas, alejarse del amor. Jamás podrá haber una identidad madura e independiente, si estamos atadas a ambigüedades, egoísmos e inseguridades; porque no puede haber independencia si no somos libres de todo lo anterior, lo único que hace es atar nuestra alma, nuestro ser más profundo, nuestro yo.

Puede sonar muy bien todo esto y quedar muy claro en la teoría, pero ¿cómo se lleva esto a la práctica? ¿Qué debemos hacer para encontrar esa independencia a través de nuestra identidad?

Forjando los cimientos, haciéndote responsable de tu presente y no echarle la culpa a un pasado, que es historia y que no puedes cambiar. Pero sí puedes tomar la decisión que cualquiera que haya sido ese pasado, te enseña, te llena de experiencia y te hace más fuerte. A decidir, a ser honesta contigo misma, a buscar por medio de la meditación personal, no solo ¿quién eres?, también ¿qué es lo que quieres y hacia a dónde vas?

Existen decisiones claves, para escribir esa biografía que habla de quién eres tú y puedes iniciar seleccionando lo que deseas conservar de lo aprendido y qué descartarás porque solo ha representado una carga en tu vida.

Tu identidad se construye a partir de valores, tradiciones, hábitos, decisiones, y estos elementos son selectivos y no impuestos, que los hayas vivido por años, no quiere decir que no tengas esa independencia y libertad que muchas veces buscamos en los rincones equivocados, sin darnos cuenta que están allí, en el diario vivir y en nuestra decisiones de qué adoptar y qué desechar.

Empieza buscando un listado de valores, que sea extenso, y de él extrae los cinco valores que mayor rango de importancia tengan para ti. Anótalos y colócalos en un lugar donde puedas verlos a diario y cada vez que lo hagas te sientas más convencida que hacia allí es donde apunta tu vida, que esas palabras, quizá pequeñas, cortas o hasta insignificantes al estar escritas en un papel; para ti son el ladrillo clave que sostendrá tu independencia, a tener claro quién eres, de dónde vienes y hacia dónde vas.

Para esto debes ser coherente entre tus pensamientos, tus anhelos, lo que hablas y cómo actúas, si no hay una sinergia entre estas, solo estarás colocando ladrillos falsos a tu alrededor, que en cualquier momento de dificultad se vendrán abajo.

Estamos hablando de ti, de lo importante que eres para ti misma y para muchos de los que te rodean. Puedes ser independiente, puedes ser libre, porque puedes estar segura de quién eres y construir tu vida sobre una identidad clara, sana, llena de seguridad. Ante tal postura, nada es ambiguo, todo cobra sentido y empiezas a creer y a estar segura que los sueños no solo son historias de hadas, pasan, y pasan en la vida real, en tu vida. Diseñada para crecer, superarte, alcanzar metas, vencer obstáculos, enfrentando a esos gigantes que muchas veces lo que quieren atacar es tu identidad y así debilitarte o hasta destruirte; pero teniendo claro quién estás determinada a ser, no habrá nada que pueda impedir que llegues lejos, que llegues alto, que llegues a donde solo tú puedes llegar.

Una mujer independiente no tiene nada que temer, nada que ocultar, su fortaleza es la transparencia, la honestidad; eso la hace certera, confiable, un puerto seguro a donde llegar y de quien poder aprender.

Tu propósito de vida es único y si no te pones en marcha para alcanzarlo, nadie más lo hará, ni por ti, ni en ves tuyo, porque nadie es igual que tu.

Ofrece a este mundo, eso que nadie más puede dejar como legado, esa marca profunda que identifica tu paso firme y necesario al contar contigo; tu forma de ser, tus experiencias, tus derrotas, tus victorias, tus anécdotas, cada suspiro que hay en ti y que en definitiva no existe en nadie más. Mujer de una identidad independiente.

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